Si,todos la conocéis es ese palacio inmenso de metro y medio por un metro en el cual reposan los huesos de los desahuciados del hambre y de las guerras, colocado en el peor de los infiernos posibles al desamparo de todos los vientos. En el Luis ,la vieja Ana y sus cinco hijos fraguaban una vida tan amarga como injusta. Pero quien habla de justicia en estos días en los que como mayor pecado está él haber nacido y la peor de las suertes es continuar aún con vida.
Con frío con la vista nublada por el hambre ,espera sin saber que ya perdió la batalla, que la fortuna le haga possedor de un enjuto conejo, que no le pertenece; pues hay negociantes de almas que así lo han decidido. Hubo suerte y con ojos más desencajados por el miedo de ser descubierto que por el botín cazado;mira el manjar que la vida le ofrece para así poder obsequiarle con un día más de miserable existencia, ahora sólo le queda correr desesperado hasta la choza con más sigilo de lo que el mismo lobo fuese capaz, atravesar con los pies heridos por las abulagas las gélidas aguas del regajo, con suerte, ironías de la vida , se necesita tener suerte en estos días para poder llevarse a la boca ,un trozo de pan con más horas que recuerdos y un pedazo de conejo que tardo más en llegar a la choza que el tiempo que duró en la vieja cazuela de encina.
No nos hemos olvidado pero es que el tiempo acuciaba casi tanto como el rugir del hambre ahora debemos desacernos de todo rastro de tan exquisito manjar. Pues hubo alguien que decidió que lo que hacíamos no era sobrevivir sino robar una pieza de caza.....
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