De dorados sueños.
Visitaba a los niños que asomaban
Sus primeros pasos a la vida.
Poco le importaba, que jamás
Pudieran ver sus aleteos
Pues sus viejas y doradas ilusiones
Se quebraron, en el ritmo de los tiempos...
Ella, sin importarle este ínfimo detalle,
Acudía cada nuevo amanecer, a imponerles
Bajo el tierno despertar de sus ojuelos,
Ese germen saludable, del deseo de vivir.
Que más le daba a la vieja mariposa,
Que su vida se le esfumara,
En cada vuelo matutino...
Si podría ser eterna, en los sueños más intensos,
De cada nuevo doncel que visitaba....