Tropezaba con un puertas tan robustas , como absurdas.
En el momento justo, encontré la rendija que iluminaba un camino
Inquieto, inseguro y maravillosamente, libre.
Me deje embaucar por la luz y termine caminando,
hacia el siguiente camino.
Irremediablemente volvieron a aparecer puertas,
casi o más robustas que las anteriores.
Solo queda buscar la rendija y la luz,